Janukia
Iehudá Macabí y sus hermanos lideraron una pequeña fuerza, pobremente
armada y superada en número, de 6000 hombres, llevándola a la victoria sobre el
bien equipado y poderoso ejército grecosirio de 47.000 soldados. Tras la
decisiva batalla en Bet Tzur, los judíos marcharon a Jerusalén donde liberaron
la ciudad y recuperaron el Santo Templo. Decididos a reinaugurar el Templo que
había sido profanado por los sirios, Iehudá reconstruyó el altar e hizo nuevos recipientes
para el servicio del Templo. Cuando llegó el momento de encender la Menorá, los
Macabeos sólo pudieron encontrar un pequeño recipiente del puro y sagrado
aceite de oliva que se requería. Era suficiente apenas para un único día, y
ellos sabían que tomaría una semana preparar más. No obstante, encendieron la
Menorá y, milagrosamente, el aceite que serviría para un día no se consumió.
Las llamas de la Menorá brillaron ocho días, al cabo de los cuales se había
preparado más aceite.
Una interpretación de este suceso lo observa como una inequívoca señal de
la intervención de Dios, demostrando que fue la mano de Dios la que derrotó a
los Sirios. Para conmemorar los milagros del aceite y la victoria militar, se
proclamó el festival de Janucá. El encendido de la Janukiá cada noche es su observancia
principal.
Foto: http://www.sefaradjudaica.com/shop/category.aspx/janukia-menora/83/
FUENTE
Símbolos judíos. (s.f.).
Recuperado el 14 de Marzo de 2013, de Sefarad Aragón:
http://www.sefaradaragon.org/documentos/PDF/Simbolos%20judios.pdf
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